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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Siervo de tú amor introducción y1cap.


Comenzaré a colgar esta novela por capítulos. Esperó que os guste.

SIERVO DE TU AMOR




Año de nuestro señor 1292 en algún lugar de las Higlands

El fuego lo devoraba todo sin compasión. Los gritos de terror y auxilio se perdían con la densa capa de humo que ascendía hasta lo más alto de la montaña, mezclándose con la niebla que se arremolinaba sobre el suelo. Llamas rojas lamian las paredes de todas las cabañas de la aldea centrándose en los tejados de paja y vigas de madera vieja, ni siquiera la casa señorial en el cerro se había librado de las lenguas ardientes que destruían todo a su paso.


Debo retirar la novela porque ¡bien!!!!! me la van a publicar. Muchas gracias a todos lo que lo habéis hecho posible.

Bree


sábado, 26 de noviembre de 2011

Perdona por mentirte. Sinopsis novela. Sandra Palacios Bree


Perdona por mentirte. (sinopsis de la novela que me publican en Mayo)

 


Perdona por mentirte.

Catalina con siete años de edad, es testigo de cómo su madre, hija del marqués de Fuentidueña, es asesinada y enterrada en un oscuro agujero durante una noche de luna clara. La niña huye hasta esconderse en un orfanato donde conoce a Ana Isabel tres años mayor que ella convirtiéndose en su mejor amiga.

Con el paso de los años, y a la vista de que Ana Isabel pronto se marchara de aquel lugar, ambas jóvenes se ponen en contacto con el marques pidiéndole que las acoja en su casa.

El abuelo acepta después de averiguar que ciertamente su nieta Catalina está viva, lo que no sabe es que las muchachas han cambiado de identidad y su nieta no es quien él cree.



Catalina se convierte en Ana Isabel con el único propósito de ganar edad y así poder buscarse un marido, hasta que conoce a su tio Miguel. ¿porque tiene que renunciar al único hombre que despierta en ella una poderosa atracción?

Miguel Savaedra es el hijo adoptivo del marques y se siente en la obligación de aceptar el compromiso con Catalina, aunque él queda profundamente prendado de la belleza de cabellos cobrizos que próximamente será presentada en sociedad para encontrar esposo.

Miguel es un hombre que lucha por la injusticia, y en ese momento tiene una guerra interna contra el alcalde de la ciudad, no solo le ha robado a la mujer que pretendía si no que es un ladrón que con su posición extorsiona a los habitantes. Escondido entre las sombras y acompañado por otros nobles, no duda en saquear las arcas del alcalde para repartir el dinero entre los afectados.

¿Qué ocurrirá cuando descubran que el alcalde Darius Heredia es el padrastro de Catalina y el asesino de la hija del marques? ¿Qué harán cuando las pasiones se desaten en un amor prohibido?

Catalina y Miguel lucharan contra corriente en una historia teñida de mentiras.




Recepción de manuscritos románticos.

Zafiro eBooks es el primer sello editorial digital de Grupo Planeta y el primero de género en España. Especializado en novela romántica, Zafiro eBooks nace con la vocación de convertirse en editorial de referencia dentro del mercado de novela romántica. Todas las obras que Zafiro eBooks publica son inéditas, y su principal objetivo es crear una cantera de nuevas autoras en lengua castellana así como acercar a las lectoras nuevas y prometedoras voces del género.

Zafiro eBooks acepta la recepción de manuscritos. Para poder gestionarlos con la mayor rapidez, tenga en cuenta las siguientes indicaciones:
1) El manuscrito debe ser inédito
2) Deberá tener un mínimo de 150 páginas, a interlineado doble
3) La obra deberá ir acompañada de una carta en la que figuren todos los datos personales del autor
4) Sólo se admitirá un manuscrito por autor
5) Entendemos que el manuscrito que se nos envía es copia del original, por lo que no los devolveremos en caso de desestimar su publicación
6) En caso de que se desestime, la editorial informará al autor bien a través de correo electrónico (si el autor dispone de este servicio) bien por correo tradicional
7) Si la obra interesa a la editorial, el editor se pondrá en contacto vía telefónica con el autor 8) Los manuscritos deberán ser enviados impresos en papel y encuadernados (no se aceptarán manuscritos enviados por correo electrónico o en cualquier otro soporte digital o electrónico) a nuestra dirección de contacto.

Contacto: Edificio Planeta
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08034 - Barcelona
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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Premio Seseña de novela romántica. Concurso



BASES


1. Se establece la

VIII edición del Premio Seseña de Novela Romántica


2012
,

dotado de 6.000 euros en metálico y la publicación y distribución de la obra


galardonada. Se otorgará este premio a la novela que por unanimidad o, en su defecto, por

mayoría de votos del Jurado, se considere con mayores merecimientos.

2. Podrán participar en este VIII Premio Seseña de Novela Romántica los autores, cualquiera

que sea su residencia o nacionalidad, con una novela inédita de temática romántica escrita en

castellano.

3. Las novelas deberán tener una extensión mínima de 150 páginas y un máximo de 180

páginas, tamaño DIN A-4, mecanografiadas a doble espacio y por una sola cara.

4. El valor del premio se considerará como adelanto de los derechos de autor.

5. El Premio no podrá dividirse entre dos o más participantes, y si el Jurado así lo decidiera,

podría declararse desierto.

6. El plazo de presentación de originales se cerrará el 31 de enero de 2012. El fallo del

Jurado, inapelable, se hará público en rueda de prensa en el mes de abril de 2012, durante la

Semana Cultural de Seseña, y el premio se entregará en el mismo día.

7. Toda novela presentada al concurso dentro del plazo mencionado lleva implícito el

compromiso del autor respectivo a no retirarla antes de hacer público el fallo del Jurado.

Asimismo, el hecho de presentar una novela significa la aceptación por parte del autor de

todas las bases del Premio.

8. Los autores deberán enviar sus originales en formato papel, por duplicado y

encuadernados, a las oficinas de Imagine Ediciones, calle Hermosilla. 153 (Sótano C),

28028 Madrid (España), haciendo constar en el sobre que concurren al VIII Premio Seseña

de Novela Romántica.

9. Cada novela concursante se presentará bajo seudónimo y se acompañará con un sobre

cerrado donde se anotarán los datos completos del autor. Dicho sobre permanecerá

invariablemente cerrado, a excepción del correspondiente a la novela galardonada.

10. A los originales se anexará también una certificación suscrita por el autor donde acepta

expresamente las bases de este concurso y garantiza que los derechos de publicación de la

obra presentada no los tiene en forma alguna comprometidos, ni la novela sometida a ningún

otro concurso pendiente de resolución. Esta certificación se suscribirá con el seudónimo

elegido y en el sobre cerrado correspondiente el autor, firmando con su propio nombre y

apellidos, se hará explícitamente responsable de la exactitud de las afirmaciones contenidas

en la certificación a que se alude. En el caso de faltar este requisito, aun después de abierta

la plica, no podrá ser premiada la novela.

11. El Jurado, presidido por el escritor Fernando Marías, estará integrado por otros dos

escritores de reconocido prestigio, un representante del Ayuntamiento de Seseña y la

directora editorial de Imagine Ediciones, quien a su vez ejercerá como secretario.

12. El pago del Premio implica tácitamente el reconocimiento y aceptación del autor al

derecho en exclusiva de Imagine Ediciones para contratar la publicación y comercialización

de la obra galardonada.

13. Los autores de las novelas finalistas aceptan que Imagine Ediciones se reserve la primera

opción preferente para contratar su publicación.

14. Los originales no premiados no serán devueltos.

15. Todos los puntos no especificados en estas bases serán resueltos por el Jurado y la

editorial Imagine Ediciones.

16. La organización del Premio no tendrá obligación alguna de facilitar información sobre la

clasificación de las novelas o el desarrollo del concurso.

17. Quedará bajo exclusiva responsabilidad de los autores la inscripción de la obra

presentada al Premio en el Registro de la Propiedad Intelectual, así como los efectos de su

no inscripción frente a terceros.

18. Los participantes serán los únicos responsables de la autoría y la originalidad de la obra

y de que no sea una copia modificada total o parcialmente de otra obra ajena.

19. En el caso de que el ganador del Premio desee que su obra se publique bajo seudónimo,

lo deberá hacer constar en el sobre con sus datos; de lo contrario, tanto la Editorial como el

Ayuntamiento de Seseña quedan exentos de toda responsabilidad.

20. No podrán participar en este Premio los organizadores del evento, ni sus familiares, así

como empleados del Ayuntamiento de Seseña y de la Editorial.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Santa Julia

Dónde comprar...


Para aquellos que quieran conseguir Santa Julia online, la pueden comprar por Amabook. Por favor métanse a esta página:

http://www.amabook.com/

Si quieres leer el primer capìtulo pincha aquí. http://estrellarubilarautora.blogspot.com/search/label/Santa%20Julia

sábado, 12 de noviembre de 2011

El final del invierno - Lola Rey
A la venta en Noviembre.
Silvia y John sobreviven pidiendo e incluso robando en uno de los barrios más pobres de Londres. Sueñan con salir un día del barrio y vivir juntos su amor, pero el padre de la joven
la vende a un noble. John no pierde la esperanza de encontrarla algún día. Convertido en un hombre sin escrúpulos, se enriquece con negocios de juego y prostitución.
Cuando se reencuentran años más tarde, Silvia deberá decidir si acepta en su vida al hombre que ama pero que representa la sordidez que ha logrado dejar atrás.

Declaración de amor -Ana Fernández ( ebook zafiro)

Declaración de amor - Ana Fernández
A la venta en Diciembre.
Lady Rheda se ha enamorado de uno de los jóvenes pupilos de su padre, pero la desilusión llega en forma de carta, cuando el futuro caballero es reclamado por su hermano, debiendo abandonar Norwich a la mayor brevedad posible.
Aunque el muchacho se ha ido, lady Rheda espera que recrese pronto y entonces, pida su mano. Pero sus sueños se truncarán, cuando meses depués una carta, dirigida a su padre, les informa del próximo enlace de sir Edric con lady Beatriz, una joven heredera.
Lady Rheda se jura, con el corazón hecho pedazos, que jamás volverá a entregar su amor a un hombre, a menos que este le demuestre que la ama y que ella está por encima de todo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Noticia de La Razón.

Los sellos Zafiro y Scyla, de Planeta, publican en exclusiva novedades para el libro digital

Novelas escritas para el e-Book

El libro digital pide paso con fuerza. El Grupo Planeta acaba de poner en marcha dos editoriales dedicadas en exclusiva a lanzar novedades para el formato digital. Son Zafiro eBooks, especializada en el género romántico, y Scyla eBooks, centrada en la ciencia ficción, fantasía y terror. Con el mismo rigor que la edición de papel y un cuidado absoluto desde la portada a los textos, la intención es presentar a las nuevas voces del género en lengua española, así como novedades especiales de autores consagrados, llenando así un hueco en el mercado. Zafiro eBooks arranca este noviembre con tres novedades: «Amarte siempre», de Arlette Geneve, una de las autoras más reverenciadas del género; «El final del invierno», de Lola Rey una de esas nuevas voces y «Buscando novio sin morir en el intento», de Angie García. «Los lectores del género romántico son compulsivos. Se mueven mucho en foros y blogs y el movimiento en internet hace que un sello del género en libro digital tenga mucho sentido», aseguró ayer a este diario Ester Escoriza, editora de Zafiro eBooks y de Esencia, su versión en papel.

martes, 8 de noviembre de 2011

Siervo de tu amor

Año de nuestro señor 1292 en algún lugar de las Higlands
El fuego lo devoraba todo sin compasión. Los gritos de terror y auxilio se perdían con la densa capa de humo que ascendía hasta lo más alto de la montaña, mezclándose con la niebla que se arremolinaba sobre el suelo. Llamas rojas lamian las paredes de todas las cabañas de la aldea centrándose en los tejados de paja y vigas de madera vieja, ni siquiera la casa señorial en el cerro se había librado de las lenguas ardientes que destruían todo a su paso.
No, allí era peor. Allí se habían concentrado los asesinos en espera de hundir sus claymors en alguna carne blanda.
La luna hermosa en toda su plenitud se hallaba justo encima, recortando las sombras de manera grotesca, iluminando a los pobres desalmados que pretendían huir de aquel horno.
Nerys cayó en el amplio portalón y enseguida notó que alguien aferraba el vestido y la ponía en pie de nuevo. No se atrevió a mirar atrás y continuó corriendo tras Annabella.
Estaba muy asustada, no comprendía porque la habían despertado en mitad de la noche hasta arrastrarla allí, solo sabía que debía seguir a su hermana hasta el depósito exterior donde guardaban los vivieres.
-¡Nerys corre! – escuchó que decía Annabella.
Una viga de madera se derrumbó en el suelo de patio y Nerys gritó. Desde su posición no era capaz de ver a su hermana, en realidad no era capaz de ver nada con el humo.
Se alejó de la viga que era pasto de las llamas, debía salir fuera, era la única opción, el único sitio donde se podría respirar.
Vio a Mervin MacBean pasar ante ella como un rayo y se asustó. Mervin era un hombre fiel de su padre, la persona más tranquila que ella hubiera visto nunca y ahora, llevaba el arma en la mano y un rostro cargado de ira dirigido a alguien que Nerys no lograba ver.
-¿Qué haces aquí? – rugió su padre tras ella tomándola con fuerza del brazo –Te dijeron que fueras con los demás.
Edwin se movía nervioso, su rostro era una máscara peligrosa y sus ojos oscuros la taladraron con ferocidad.
Nerys le observó con las mejillas surcadas de lágrimas, quiso explicarle que ella no había tenido la culpa, que había sido la viga pero Edwin, agitó su largo cabello y la apartó contra uno de los muros cercanos a la salida.
-No te muevas de aquí – ordenó con una mirada sería que no admitía replicas.
Nerys asintió sin atreverse a levantar la vista hacia su cara. Los agudos golpes de los claymors resonaban en la pradera junto los gritos de guerra y dolor.
-¡Han arrasado la aldea! – aulló Mervin cargando contra uno de los bandidos con fuerza. Los pocos hombres de Edwin lucharon con ahínco, sin embargo los habían pillado demasiado desprevenidos. Ni siquiera sabían quiénes eran los atacantes cuando los fuegos habían comenzado a provocar el desastre.
-¡Corre! – Nerys sintió el tirón de su mano y suspiró aliviada al descubrir a su primo Douglas. La hizo atravesar el portón ocultos entre las sombras y saltar al pequeño foso que una vez tuvo agua pero que en aquel momento estaba completamente seco.
-Deberíamos esperar ahí – le dijo Nerys. Estaban corriendo cogidos de las manos.
-Acabaran con todos prima – la gritó cuando sintió que se detenía.
-Mi padre… no morirá – no importó lo que dijera, se dejó llevar. Atrás quedaba la luz de las hogueras y el ruido ensordecedor del edificio derrumbándose.
-Nos esconderemos hasta que pase todo - Dijo Douglas ayudándola a subir por la pendiente. No era la primera vez que escapaban de la casa por el foso, pero en aquellas otras ocasiones solamente había sido por diversión.
Ambos se cobijaron bajo las ramas de un árbol que ofrecía una lustrosa sombra y observaron en silencio como tanto los aldeanos como los hombres del clan caían derrotados.
Mujeres, niños, los bandidos no dieron tregua alguna.
-Tengo miedo Douglas. –Dijo Nerys rompiendo a llorar. El muchacho la abrazó con fuerza.
-No te preocupes, alguien nos vendrá a buscar – susurró tratando de tranquilizarla, si escuchaban sus sollozos estarían acabados – Los hombres de William Wallace no deben andar muy lejos. Intenta no gritar Nerys por favor.
-Mi madre y Annabella y toda mi gente – sorbió ruidosamente por la nariz - ¡Qué pasara con ellos! - agitó la cabeza con los ojos desorbitados – ¡no les permiten salir! ¡Tenemos que hacer algo Douglas! – y aunque dijo eso, ¿Qué podría hacer una muchacha de catorce años junto a un jovencito de dieciséis?
Douglas se puso en pie repentinamente y la arrastró por la ladera hacía abajo rodando hasta llegar a un pedazo de explanada.
-¡Corre! – gritó aterrorizado.
Nerys giró la cabeza y observó las dos oscuras figuras que llegaron hasta la cima a caballo, sus siluetas se recortaban contra la luz de la luna de forma amenazante, como ángeles endemoniados saliendo de las tinieblas. Se levantó las faldas y se lanzó a la carrera todo lo que pudo. Llegó un momento que no vio a Douglas pero podía sentir los cascos de los caballos todavía a su espalda.
Reconocía el sitio y no dudó en ningún momento en arrojarse desde la gran piedra hasta el lago.
Las faldas una vez empapadas comenzaron a tirar de ella hacía abajo con fuerza. Por unos segundos llegó a pensar que se ahogaría si se apartaba de la orilla, incluso sentía como sus pies se hundían entre la arena y pequeñas piedras que cubrían el fondo del lago.
Las aguas heladas se clavaban en su cuerpo como miles de alfileres y aun así no emitió ningún sonido que la pudiera descubrir. Los bandidos estaban allí, muy cerca de ella, podía oír las ininteligibles palabras que llegaban hasta el hueco de la roca donde estaba escondida.
El agua la llegaba hasta el cuello y con las manos se aferraba a la rugosa piedra introduciendo los dedos en las grietas para no ser arrastrada hasta las profundidades.
Un tiempo después escuchó con alivio como los caballos se lanzaban a galope, sus cascos se oían cada vez más lejanos y por fin se atrevió a salir del agua llorando silenciosamente.
Se detuvo y aguantó la respiración expectante cuando se movieron las ramas de delante de ella.
-¡Ayyy! – gritó Douglas en un susurro saliendo de su escondite.
Nerys con un sollozo y cogiéndose las pesadas faldas llego hasta él. El joven aún se arrancaba cardos de la ropa y aguantaba con firmeza los dolorosos aguijonazos cuando se topó con la asustada mirada de su prima.
Con una ultimo vistazo a la ancha columna de humo que ascendía hasta el cielo de la noche, Douglas cogió la mano de Nerys y la guió alejándose cada vez más de lo que había sido su hogar.
Ambos deseaban volver y ver por sus propios ojos lo ocurrido, necesitaban averiguar si alguien había quedado con vida, deseaban quedarse por allí cerca que era lo único que habían conocido pero también eran conscientes de que el peligro seguía acechando extendiendo su alargada mano oscura y siniestra.
-¿Dónde iremos Douglas? – los labios de la niña que habían adquirido un tono morado temblaban sin control. Su largo cabello se adhería a sus frías mejillas en gruesas guedejas.
-No lo sé – gimió el muchacho a punto de llorar. Le daba vergüenza que Nerys viera su debilidad pero estaba asustado. Su prima era lo único que le quedaba para poder seguir manteniendo un poco de cordura. ¡Acababan de asesinar a todos los MacBean excepto a ellos!


PODEÍS SEGUIRLA GRATIS.
La estoy poniendo por cápitulos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

La fuerza del compromiso.

La fuerza del compromiso.  Sandra Palacios bree.

1 La fuerza del compromiso.

(1880) Madrid


Don Aquiles Hernán de Zuya cerró la puerta del despacho con un golpe seco y con pasos
largos llegó hasta el escritorio situado en el centro de la sala.
Los rayos de sol penetraban en la estancia a través de los blancos visillos de encaje que se hinchaban con la brisa matinal.
Observó la correspondencia amontonada en riguroso orden y con manos temblorosas cogió el fajo de sobres buscando uno en especial.
Rodeando el mueble se sentó en una cómoda silla tapizada en tonos burdeos y se preparó a
responder la misiva.

Había meditado mucho sobre el tema que tanto le preocupaba. Yaiza Hernán, su nieta.
Otra vez volvió a enojarse con el súbito deseo de estrangular a alguien.
- ¡Esta niña del diablo! - Masculló entre dientes.
Un día la joven iba acabar con él y la poca paciencia que le quedaba. Si no fuera sangre de su sangre
hacia tiempo que la habría echado de casa con cajas destempladas.
¡Ella no podía hacer lo que se la antojara! Vivía con él y debía acatar las normas como el resto de la
familia. Si no quería eso, pues ya sabía por dónde quedaba la puerta.
Aquiles soltó un ruidoso suspiro dejándose caer hacía atrás en la silla. Sabía que tan solo trataba de
engañarse a sí mismo. Jamás daría la espalda a la muchacha.
¿Cómo era posible que Yaiza hubiera cambiado tan de repente? Ella jamás lo había desobedecido.
Toda la culpa era de ese hombre. Desde que el tal Trevor apareciera en Madrid, la plácida
vida que había llevado hasta ahora se estaba desmoronando. Su apellido últimamente andaba de boca
en boca y si no ponía punto y final al asunto jamás levantaría cabeza. No iba a permitir que su
nombre fuera arrastrado por los suelos entre la alta sociedad madrileña.
Se inclinó sobre el papel y escribió durante unos minutos aunque el corazón le fuera en ello.









Trujillo

Era uno de esos días cálidos de junio. Los rayos de sol se filtraban en la pequeña estancia
donde Aurora había ubicado el nuevo despacho de Ángel Francisco León del Olmo.
En ese momento el hombre aporreó la pared con el puño cerrado y un minúsculo cuadro
rebotó contra el muro antes de hacerse añicos en el frío suelo de piedra.
Estaba enfadado y no era para menos. Llevaba soñando con la finca de Aquiles desde que
tuviera uso de razón. Había estudiado de mil maneras diferentes todas las formas posibles de restaurar
la propiedad. La había visto como suya en el mismo momento que escuchó el rumor de que
estaba en venta, pero había sido solo eso, un rumor mal intencionado.
Desde que pensara que podía comprarla se había puesto en contacto con el dueño en varias
ocasiones llegando a ofrecer una suma exorbitante y aun así, Don Aquiles Hernán se negaba
a venderla. ¡Y ahora esto! Un contrato con condiciones especiales.
La visión de la finca se apareció ante él como un espejismo. Los altos muros exteriores de piedra gris,
ahora semiderruidos y derrumbados por multitud de sitios. La enorme casa agrietada de bellas líneas
antiguas que alojaba toda clase de plantas y enredaderas creciendo de forma silvestre, lamiendo las
fachadas sin compasión. El amplio terreno que lo circundaba, ideal para el pasto del ganado.
La imagen desapareció de su mente tan rápido como había llegado.
Su rabia se mezcló con la impotencia al no tener derecho de exigir al propietario la venta de
la finca. Don Aquiles no se había preocupado de ella en los últimos veinte años. Había pagado sus
impuestos pero nada más.
Ángel Francisco León del Olmo era el mayor de cuatro hermanos y el responsable de sacar
adelante su familia.
Su padre Leonardo, era un borracho que a cualquier hora del día o la noche se le podía
encontrar en algunas de las cantinas de la aldea cercana. Más de una vez habían tenido que recoger al
hombre a altas horas de la madrugada en un estado de total embriaguez.
Pedro, el menor de todos, tenía doce años y era el único que parecía interesado en seguir los
pasos de Ángel Francisco.
Julián y Aurora eran los mellizos. Tan parecidos y tan dispares a un tiempo.
Julián estudiaba fuera de España, en Inglaterra. Pocas veces acudía a la casa familiar si no
era por alguna ocasión especial o por falta de dinero. Y Aurora sin embargo, se creía dueña
absoluta de la finca León, organizaba fiestas y reuniones redecorando continuamente las
habitaciones.
Nada de esto le había importado a Ángel hasta ahora, pero Aurora se había preñado y no quería decir
quien era el padre.
Ángel quería independizarse, lo necesitaba. Deseaba tener su propia casa, su propia vida.
Había invertido mucho dinero en ganado, triplicando los beneficios. Con su duro esfuerzo y
trabajo había podido mantener el nivel de vida al que siempre habían estado acostumbrados,
claro, eso después de ver como Leonardo los llevaba a una ruina segura por culpa de las
apuestas y el alcohol.
Ahora era un ganadero con renombre, creador de su propio imperio.
Poseía tierras en Córdoba y Sevilla. Era socio mayoritario de un club de hípica en las afueras
de Madrid, y tenía una hacienda en Cádiz llamada como su difunta madre “La bella Helena“
La hacienda era su sitio preferido, un lugar donde evadirse cuando las tierras extremeñas le
ahogaban. Justo como en ese momento.
- ¿Te ha vuelto a decir que no? - Preguntó Ricardo intrigado.
Ángel agitó la carta entre los dedos. Sus ojos eran dos cruces negras de mirada intensa y peligrosa.
- ¡Peor que eso! – Escupió rudamente. Miró a su amigo y vecino Ricardo Cuesta. Este se había
sentado en un nuevo banco de madera, cerca de la librería.
Se conocían desde la escuela. Ricardo sabía de su obsesión por la finca. Ya de bien pequeños habían
jugado a esconderse allí escalando sus muros y accediendo al interior por un pequeño y estrecho
hueco cercano a la cocina. Habían recorrido las numerosas salas desnudas y polvorientas haciendo
del lugar su sitio secreto.
-¡Dime! Me tienes en ascuas. ¿Qué dice el viejo? - Insistió Ricardo aflojando el pañuelo de
seda que llevaba atado al cuello.
Ángel le tendió la nota y caminó hacía la ventana dejando vagar su vista sobre los campos de
Trujillo.
Los rayos de sol bañaban los trigales y los prados. Los colores verdes se mezclaban con los
tonos dorados confiriendo una apariencia bella y repleta de tranquilidad.
-¡Vaya! - Exclamó Ricardo anonadado – Don Aquiles parece muy decidido. - le dijo después de leer.
- Si – Asintió Ángel volviendo los ojos hacia él. ¡odiaba que Aurora cambiara el mobiliario sin avisar!
Ricardo dejó la carta sobre la mesa del escritorio.
- ¿Qué vas hacer?
- ¡¿Qué?! - Rugió furioso – Ni siquiera lo voy a pensar.

- Quieres la finca ¿verdad? - Preguntó Ricardo abriendo las palmas de las manos.
Ángel Francisco apretó los puños contra las caderas. Su cara era todo un cuadro de emociones
diferente. Por un lado estaría encantado de aceptar la propiedad, pero tener que casarse no era algo en
lo que hubiera pensado recientemente y eso era lo que Don Aquiles le ofrecía en aquellos renglones mal
escritos.
Quería un contrato matrimonial para su nieta y la mitad de la finca sería suya, la otra mitad, de la
dama en cuestión.
Ángel pisó la alfombra con fuerza, furioso.
- Pues niégate y listo. Olvídate de…
- ¡Vale, vale! - Ángel respiró ruidosamente y miró a Ricardo con un repentino interés - ¿Qué
harías tú?
Le vio encogerse de hombros con naturalidad.
- Aún quedan familias que siguen pactando esta clase de matrimonios, muchas en realidad.
- ¿Y? - Inquirió impaciente.
- Yo si me casaría.
- ¿Aunque no conocieras a la novia de nada? - Preguntó sentándose frente a Ricardo.
Este le tendió una copa de vino que había sobre una pequeña mesa redonda, justo al lado del
banco.
- Mira bien la situación – Ricardo levantó un dedo – Primero; no estas interesado en ninguna
mujer en especial y no hay nadie que te ate. Segundo y lo más importante consigues la finca.
- Ya. Claro. - Asintió pensativo - ¿Y si no me gusta la nieta de Aquiles?
- Pues te buscas una amante y listo.
Ángel se pasó la lengua por los labios.
Con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados observó el vidrio que sostenía entre sus largos y
elegantes dedos.
Visto de esa manera, Ricardo tenía razón. Quizá incluso la chica fuera bonita y hasta se
enamoraba. ¿Y si no lo era? ¿Si era más fea que un demonio y por eso Aquiles la quería
casar?
- No estoy muy seguro. - Dudó.
-Ángel, míralo de otro modo. Vivirás en tu propia casa y necesitaras que alguien la organice.
Creo que es hora de que tus hermanos y Leonardo se saquen las castañas del fuego.








2
Madrid. Octubre.
Los últimos rayos de sol morían perezosos tras los altos edificios de la Gran Vía. La calle cobraba vida
propia en el momento en que los comerciantes iluminaban sus negocios.
Las gigantes y recién estrenadas luces de neón brillaban desde las azoteas alcanzando el cielo con sus
colores blancos, rojos y azules.
El último tranvía se detuvo con un desagradable chirrido de frenos y las mulas que lo acarreaban
patearon con fuerza la empedrada calle.
Un avispado limpiabotas, apenas un niño, había instalado su puesto cerca de esta parada y varios
clientes aguardaban con paciencia su turno conversando entre sí o leyendo el viejo periódico atrasado
del muchacho.
Un organillero, se había detenido a observar como los pasajeros descendían del monstruo de acero que
se deslizaba por unos delgados raíles, mientras hacía girar la manivela y las notas musicales de un
Chotis, baile típico de la capital, flotaba en el aire.
- “Barquillos “- gritaba otro joven que caminaba con un carrito de metal brillante repleto de las
deliciosas galletas de formas alargadas y cilíndricas con sabor a vainilla regalando su dulce aroma a
los trahusentes.
- Marchémonos Yaiza. El señorito Trevor no viene y Don Aquiles se va a enfadar si se entera
de que estamos aquí tan tarde.
- ¡Un momento solo! - Insistió la joven apoyando la mano en el brazo de su sirvienta.
Sus ávidos ojos grises buscaron con ahínco al hombre que una vez más volvía a decepcionarla.
Observó a todos y cada uno de los caballeros que paseaban por la vía sin fijarse especialmente
en nadie. En ninguno encontró el hermoso rostro de Omar Trevor, ni sus preciosos ojos verdes.
Esperaron un poco más.
El tranvía, ahora sin pasajeros, se deslizó con lentitud por la calle abajo hacía las cocheras.
Comenzó a soplar un viento frío propio del mes.
- Vayámonos. - Imploró Julia temerosa de que alguien pudiera reconocerlas. Si el anciano se enteraba
de que estaban allí en busca del señor Trevor, podría llegar a despedirla a pesar de todos los años que
llevaba sirviendo a la familia.
Yaiza, con los ojos abnegados en lágrimas, no tuvo más remedio que asentir. Omar Trevor había
prometido que iría, pero una vez más había mentido.
- Quizá haya tenido cosas más importantes que hacer. - Le excusó en un hilo de voz. Se tomó del brazo de Julia y echaron andar calle abajo, simulando ver escaparates.
- Olvídate de ese señor Yaiza. Muy pronto te vas a casar…
- ¡Omar será el único hombre con el que me case! – afirmó con firmeza. Todavía tenía esperanzas de
que eso fuera cierto, pero en el fondo solo trataba de convencerse con palabras e ilusiones. Trevor ni
siquiera había ido hablar con Aquiles para impedir ese noviazgo.
- Cuando te cases - Insistió Julia con voz cansada, era una conversación que salía todos los
días unas pocas de veces desde que Yaiza se prometiera con el ganadero. - Te olvidaras del
señor Trevor. Tendrás hijos y un hogar. Te enamoraras…
- ¡No puedo amar a nadie más! – respondió con el mentón elevado en actitud terca - ¡jamás seré capaz
de querer a otro hombre que no sea Trevor! - Ignoró las miradas de los dos caballeros que chupaban
sus cigarros ante el establecimiento de tabacos.
Julia volvió agitar la cabeza. Había tanta sinceridad y esperanza en la voz de la muchacha, que la dolía
en el alma pensar que nada saldría como había esperado.
Omar Trevor parisino de nacimiento, era el amor de Yaiza desde que se conocieran ese verano en un
baile de máscaras. Las chispas saltaron y por primera vez la joven había sentido mariposas en el
estómago.
Aquiles ni nadie confiaba en esa relación. Por un lado la nacionalidad del muchacho les creaba
desconfianza. Entre Francia y España las cosas no funcionaban nada bien, y por otro lado, Trevor no
parecía querer formalizar su relación con ella.
Aquiles había intentado dialogar con él para conocer sus intenciones, siempre inútilmente ya que
Trevor no se atrevía a dar ese paso.
Yaiza seguía creyendo a pies juntillas en el hombre, la regalaba los oídos con frases hermosas de un
futuro juntos e infinitas promesas que nunca llegaba a cumplir.
El tiempo pasaba y la boda de Yaiza con el ganadero Ángel francisco León era inminente.
Omar Trevor, lejos de dar la cara por la mujer que amaba, no hacía nada para detener la
suerte del destino.
- Estoy segura de que cuando vuelvas a ver al señor Trevor, te contará por qué no ha podido
acudir hoy – Julia se encogió de hombros y aceleró el paso.
La muchacha sabia de sobra que Omar no era del gusto de Julia, aun así se sentía completamente
agradecida porque la mujer la acompañara en sus encuentros.
El sol se había escondido en su totalidad y como por arte de magia la gente abandonaba las calles.
Los serenos o guardias de la noche, como solían llamarlos, comenzaron su turno de trabajo. Recorrían
las estrechas callejuelas empedradas, con un enorme manojo de llaves colgando de las presillas de sus
pantalones, algunos las llevaban en sus cinturones, de ese modo a cada paso que daban los aceros
chocaban entre sí advirtiendo su presencia de antemano.
Yaiza ensimismada en sus cavilaciones no se dio cuenta que llegaron a casa hasta que se encontró en el
vestíbulo.
Cansada y apenada se escondió en el dormitorio dejando escapar las lágrimas que habían atenazado
sus ojos desde que Omar no apareciera aquella tarde.
Desde la ventana de su dormitorio observó como la oscuridad de la noche engullía el parque del
Retiro una vez que cerraron las enormes verjas de hierro.
El parque era el más grande y céntrico de Madrid, famoso por divertir y entretener a toda
clase de público con carreras hípicas o actuaciones artísticas, malabares, payasos o simples
músicos. Albergaba a personas de todo tipo, escritores bohemios que pasaban las tardes enfrascados
en sus historias, pintores que aprovechaban cada ángulo y cada retazo de luz, niños que jugaban a
botar sus barquitos en el lago, trabajadores que se echaban a dormir sobre el verde jardín cuando el
tiempo acompañaba.
En el parque del Retiro, Yaiza se había encontrado con Omar varias veces. Escondidos tras los
cuidados setos de figuras geométricas, la pareja había probado el dulce néctar de los besos
prohibidos. Habían reído bajo el cielo de verano.
La casa estaba en silencio, por lo menos donde ella se encontraba situada no oía ningún ruido.
Era una residencia grande y amplia de altos techos y suelos de madera. Poseía varios balcones
que daban al exterior, todos ellos con capacidad para un par de personas.
La servidumbre se alojaba en la parte opuesta y solo podían acceder a los patrones cruzando
la cocina.
Yaiza tomó una pequeña caja de música, estaba delicadamente trabajada en madera de ébano
barnizada y su tapa poseía unos intrincados dibujos florales calados. Al abrirse, una bailarina blanca
con diadema de oro semejante a un angelito, giraba vertiginosamente sobre un espejo rodeado de
terciopelo rojo. Una triste melodía retumbaba al son de la cuerda del artefacto.
En el interior de la caja había un diminuto retrato de Omar echo por un famoso miniaturista
francés.
Yaiza guardaba ese regalo como oro en paño, consciente de ser lo único que poseía de su amor.
Si los demás no estaban seguros de los sentimientos de Omar, ella quería creer que sí y se
animaba diciéndose que tarde o temprano la pediría matrimonio ¿Lo haría antes de que se
casará?
Cuando Julia entró en su dormitorio, Yaiza cerró la cajita dejándola sobre un sencillo tocador
junto a unos bonitos frascos de perfume vacíos.
- Prepárate para la cena – Julia abrió el guardarropa y sacó un largo vestido de noche en tonos
burdeos.
Yaiza miró la ropa con desinterés y comenzó a desnudarse sin prisas dejando caer las prendas
sobre la alfombra.
Esa noche intentaría volver hablar con su abuelo pero sabía de antemano que en esa ocasión
como en las últimas Aquiles no iba a ceder, era imposible convencerlo de que se retractara del
compromiso. El tiempo que quedaba era mínimo y ella solo podía amenazar al anciano con
falsas palabras y volverlo loco con lágrimas de cocodrilo.
- No vuelvas a sacar el asunto. - La advirtió Julia con voz apenada como si pudiera leer su mente.
La sirvienta la conocía desde hacía muchos años y la quería como si fuera su hija, sabía de
sus secretos, sus sueños, era la guardiana de sus ilusiones, su confidente y como decía Aquiles,
encubridora. Amaba a la muchacha y pocas veces discrepaba con ella. No deseaba su infelicidad, como
tampoco lo deseaba Aquiles por mucho que pudiera parecer ante la actitud tan radical que había
tomado.
Lo mejor para Yaiza era alejarla de Madrid y del famoso calavera Omar Trevor antes que
acabará con su reputación y la de la familia.
El amor era ciego y la joven Yaiza estaba enamorada del hombre menos indicado. La gente ya había
comenzado a murmurar y ella se encontraba en el centro de mira de todas las conversaciones.
Julia recogió la ropa que se acababa de quitar y la dejó sobre una alta silla de madera robusta.
Se acercó a Yaiza y comenzó abotonarla los múltiples ganchillos que adornaban su espalda.
La joven se recogió el largo cabello castaño sobre su cabeza permitiendo un fácil acceso a los
cierres superiores.
- ¿Sabes si viene alguien a cenar? – preguntó Yaiza mirándola sobre el hombro. Era muy corriente
que se presentara cualquier persona.

- Si, la Condesa Montesinos con su marido y ya sabes lo que le gusta hablar a esa mujer.
Yaiza asintió apretando los dientes. Doña Margarita Cruz, condesa de Montesinos era una
fuente de noticias inacabable. Conocía todas las novedades de Madrid, de los alrededores y
más allá.
Por fortuna o por desgracia nunca había coincidido con Ángel Francisco León, eso no
significaba que no conociera muchas cosas del hombre y lo alabara por su intachable arte en
los negocios.
Margarita adoraba el dinero y los lujos y estaba acostumbrada asistir a la mayoría de las
fiestas madrileñas de la alta sociedad ya que contaba entre sus amistades con la familia real de
Alfonso XII, así como de Arsenio Martínez- Campos Antón y Antonio Cánovas del Castillo,
ambos portavoces del gobierno. ¡La condesa estaba encantada con su vida!
Había nacido rodeada de comodidades y en su juventud había viajado por diferentes países,
Roma, Londres, París .De todos los temas entendía y en todas las conversaciones debía llevar
la voz cantante como el líder de una jauría de lobos. Entre los sirvientes no era nada querida y
es que los trataba como seres inferiores, como si no fueran más que unas máquinas dispuestas
a su antojo para hacer lo que la viniera en gana. Posiblemente por eso tenía fama de no tener
pelos en la lengua y la gente no solía provocarla por temor al escándalo que pudiera formar.


Podeis seguir leyendo la novela completa.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Mentiras del pasado.

Lorena regresa a España, al lugar donde nació, al mismo centro del país, a Madrid. Desea conocer a su familia paterna, necesita preguntar a su padre por que la regaló siendo niña, por que abandonó a su madre. Poco a poco Lorena conoce a su familia incluido a Diego, el novio de su prima Paloma. La atracción entre ellos es mutua y correspondida, ni siquiera el temor de un conflicto interno familiar por esta relación logra mantenerlos alejados. Lorena no solo descubrirá lo que buscaba, hay algo peor de lo que imaginaba. ¿Estará Diego a su lado apoyándola, o tendrá que pedir refuerzos a su madre ubicada en Italia?

Después del huracán




Nataxa Needs estaba muy ilusionada con su presentación en la sociedad londinense pero tiene la mala fortuna que su abuelo y tutor Douglas fallece de un infarto por lo que retrasa su marcha.
La bella joven de cabellos oscuros, dispuesta a disfrutar de su estancia, conoce al hombre más atractivo que haya imaginado si quiera que pudiera existir, sin embargo este extraño, Christian Merrywatters, es americano.
Nataxa podría decir que no tiene nada en contra de ese país pero no sería cierto, en América murió su padre por culpa de su mejor amigo, y ella dolida, odia todo lo relacionado con los americanos.
La naturaleza espontánea de Nataxa hace que viva situaciones difíciles y hasta peligrosas. Por otro lado Christian nunca se había sentido tan ofendido ni tan atraído por una mujer. Pero el destino se empeña en unirlos.
Ambos se ven envueltos en una trama inventada por el primo de Nataxa para poder quedarse con la fortuna del difunto Douglas. Secuestrados, perdidos, deben hacer lo imposible por regresar a casa.
¿Se dará cuenta Nataxa que su odio por América es totalmente infundado?
¿Cuándo Nataxa conozca la verdadera personalidad de Christian podrá dejarle marchar? Christian ¿será capaz de regresar a su casa olvidando que alguna vez conoció a la hermosa Nataxa y enterrando todas las emociones que siente por ella?

Sara y un pirata de ensueño

Sara y un pirata de ensueño:
Sara es una belleza escocesa que adora su tierra, sin embargo cuando su hermana Erika debe ser presentada en la sociedad londinense, su vida da un vuelco. Ir a Londres equivalía perder a Paul, el novio de la infancia, alejarse de su gente y sus tierras, asistir a bailes aburridos y tediosos, fingir a cada instante los modales de etiqueta. Y sobre todo conocer a los sosos hombres ingleses que habitaban en la ciudad.
Sara inventa un plan maravilloso para que su padre acceda a dejarla en Escocia, un plan atrevido y desbocado, para ello cuenta con su nuevo amigo Alexander Yaron, un hombre enigmático y misterioso, endemoniadamente guapo y… peligroso.
La joven no sabe que su vida se convertirá en una historia de las que ella lee y se verá secuestrada surcando los mares, rescatada y enamorada del pirata más apuesto de la faz de la tierra. ¿Podrá el Gitano acceder al corazón de la joven?






 

sábado, 26 de marzo de 2011

descubriendo a la mujer (regalo para el dia de la madre)

Descubriendo a la mujer


Lo siento tengo mono de escribir. Espero os guste.

Hoy es como ayer y sin embargo, mi mente funciona de otra manera. Yo soy la misma y nada a

mí alrededor parece cambiado. Pero hoy me acuerdo de ella, siempre lo hago, es inevitable, la

quiero.

Hoy la veo a ella, tal y como es, sin máscaras ni condiciones.

Me doy cuenta de que no la conozco, de que nunca me preocupe por hacerlo, de que nunca

pude separar las dos almas que lleva en su interior.

Siempre la vi fuerte, dura como una roca, inmortal. Tan cerca de mí y a la vez tan

dolorosamente lejos.

Todo mi mundo giraba en torno a ella y yo, no lo veía. Ella estaba allí.

Sí la necesitaba, corría por mí. Apoyaba su mano sobre mi frente. Aún la siento suave y fresca

sobre mi piel ardiente, con aroma al jabón de rosas.

Todavía puedo ver sus ojos castaños, del color del caramelo fundido. La recuerdo. Ahora parece

tan distante y...tan triste, moviéndose en silencio, casi con prisa, pasando inadvertida.

La miro tratando de leer sus pensamientos, imaginando lo que ella siente.

Está casada. Su vida es monótona, corriente. Sus hijos, su alegría. ¿Su única alegría? En las

tardes se sienta en un anticuado sillón, coge su novela y entre tanto alboroto trata de leer. La

lectura. Su único vicio. Un vicio Incomprendido. No me acuerdo de sus risas, pero sé que las

hubo. Sus alegrías se esfuman de mi memoria. Tan sólo se limita a vivir.

Ella está aquí, en mi cabeza, en mi corazón. Ella escucha mis problemas, mis dudas, mis

pensamientos. Vive por mí y moriría por mí. Entonces hoy ¿por qué me siento capaz de

separar su alma de mujer y verla realmente cómo es? Quizás mis ojos han estado cegados por

mi egoísmo y hoy, al abrirlos de nuevo, he visto las cosas desde una perspectiva diferente, más

tierna, más humana. De nuevo vuelto la vista atrás y descubro a una mujer joven, bella, alegre.

¿Es feliz? ¿Lo fue? No sé cómo se enamoró, mí como fue su primer beso, ni lo que sintió.

Nunca me contó nada y me siento mal al pensar que todos esos sentimientos los guarda para

ella.

Quisiera hablar con ella, conocer su alegría de niña enamorada, sus deseos más locos y

descabellados. Quiero escucharla reír. ¿Cómo son sus bromas? Necesito saber que fue feliz,

que fue feliz y que sigue siendo amada. ¿Es ese hombre el amor de su vida? Ella no lo dirá y yo,

no lo preguntare jamás.

Busco en sus ojos, la tierna mirada llena de paz. ¿Fue apasionada? ¿Aún lo es?

Suelto una carcajada, corta, con desgana, despectiva y miro el libro que hay sobre la mesa. Era

de ella. Lo leí hace mucho tiempo, como tantos otros que me fue regalando. Ahora conozco su

secreto.

Esas novelas que perduran eternamente, donde los caballeros son hombres y las

damas...señoras. Donde el amor y las escenas más ardientes se reproducen como una película

en la mente del lector. Unos renglones que hacen soñar, volar en el tiempo y vivir en un mundo

mágico. Crear un amor para la imaginación, para seguir viviendo. ¡Qué pena no haberla

descubierto hasta ahora!

Y aún sigo exigiéndola más, como sí me perteneciese.

Me gustaría llamarla, abrirla mi corazón, desterrar está vergüenza que siento. Quisiera ser su

amiga. Necesito que entienda que la quiero, que se lo que esconde su alma. Sé cómo sueña y a

pesar de esconderse tras esa fachada de abuela y madre, sigue siendo mujer.

Desea que la digan lo bonita que se ve con ese vestido nuevo, o que hermosos sus ojos cuando

brillan soñadores. Necesita saber que la quieren, que piensan en ella.

_Yo lo hago, madre.

Hoy te veo diferente. Ahora eres mi igual, ni mayor ni menor. Eres persona como yo. Tú corazón

late igual que el mío y tus ojos lloran igual que los míos.

Me gustaría saber en qué lugar del camino te deje atrás y sin embargo sé que sigues conmigo

tocando mi frente.

Me regaló la vida, me dio a conocer en su mundo. Me consejo, me cuido. Se preocupó por mí y

lo sigue haciendo. No he sabido valorar tantas cosas. Su amor infinito, su cariño.

No sé quién soy yo ahora. La que escribe bellas palabras o mi única que nunca te dijo: TE

QUIERO, MADRE.